Un dispositivo denominado pulsador origina el pulsado. Es una parte importante del sistema de ordeño cuya actividad consiste en generar el movimiento cíclico de las paredes de las pezoneras definiendo dos fases o etapas fundamentales:
Para evaluar el sistema de pulsado de forma objetiva se utiliza instrumento denominado "Pulsógrafo", de esta forma apreciamos los cambios cíclicos y alternos del nivel de vacío y presión atmosférica que ocurren en la cámara de pulsación. Estos cambios cíclicos de vacío se dividen en cuatro fases: A, B, C y D. La suma de la fase A+B, constituye la fase de ordeño o máximo flujo de leche. La fase C+D, constituye la fase de masaje o descanso. El pulsografo origina una gráfica denominada “Pulsograma”.
El nivel de vacío de un sistema de ordeño es uno de los parámetros más importantes para realizar un ordeño eficiente, sin causar daño a los pezones. Para conseguir un correcto flujo de leche es necesario tener el nivel vacío en la punta del pezón, tal cual lo indique el fabricante del equipo.
No existe un vacío estándar para todos los sistemas de ordeño. Hay unos niveles de vacío de trabajo orientativos para cada sistema, tomando en cuenta también la sección de la tubería de leche, como son:
Es necesario tener un correcto equilibrio entre el nivel de vacío en la punta del pezón y el tipo de pezonera utilizada para lograr un correcto flujo de leche.
La pezonera debe cumplir con las normas vigentes en relación al material con el cual está fabricada, la elasticidad y el grosor de las paredes.
Como todos los animales presentan pezones con aspectos morfológicos propios, diferentes niveles de producción y distintos flujos de leche, se necesita una pezonera que se ajuste a las características de los animales y a las especificaciones de su sistema de ordeño.
Es fundamental que el material de fabricación de la pezonera sea elástico, es decir, capaz de volver a su forma y tamaño original después de haber sido deformada durante el cierre o la apertura de la misma. Debe ser blando y flexible para que pueda adaptarse a diferentes formas de pezón y realizar un buen masaje.
La pezonera debe formar un cierre hermético a ambos extremos de la cámara de pulsado y encajar perfectamente en el pezón para minimizar caídas y deslizamientos, para evitar congestionar o lesionar el pezón y no favorecer la aparición de mastitis.
El pezón debe ocupar toda el área del cuerpo de la pezonera. La punta del pezón debe ser rodeada completamente por la pezonera, masajeandolo cíclicamente, para mantenerla suave y redonda y que el canal del pezón conserve su longitud y se abra fácilmente, realizando un ordeño completo.
Cuando el material de la pezonera es demasiado rígido, se produce un masaje incompleto, se acumula sangre y se forma un edema, generando que el canal del pezón se estreche y obstruya el paso de la leche, perjudicando la salud del pezón.
Así mismo, si el vacío es insuficiente, las pezoneras tienden a no adherirse bien al pezón generando los típicos ruidos de un equipo que aspira aire, esto causa un subordeño, originando un reflujo de leche desde las pezoneras hacia la glándula mamaria, lo que es un factor de riesgo para la salud de la glándula mamaria del animal.
El momento adecuado para realizar el cambio de las pezoneras jamás debe ser determinado por los meses de uso, sino por la cantidad de ordeños que se realicen a lo largo del tiempo. El fabricante indica la vida útil de la pezonera en función de este parámetro, además existen tablas que proporcionan esta información en días, en función del número de animales ordeñados y la cantidad de ordeños diarios realizados.
Es vital el reemplazo de las pezoneras siguiendo las recomendaciones del fabricante si queremos evitar la proliferación de casos de mastitis.
Debido a la acción del efecto mecánico de apertura y cierre producido por la pulsación, la pezonera va perdiendo elasticidad a la vez que se aplanan lateralmente, modificando la fuerza de compresión en la fase de masaje sobre la punta del pezón y alargando el tiempo de ordeño.
Adicionalmente, el efecto corrosivo de las soluciones de lavado y desinfección unido a las altas temperaturas de las mismas, reducen el período de vida útil de las pezoneras. La intensidad del daño depende de la calidad de los productos químicos utilizados, de la concentración de las soluciones de lavado y del tiempo de contacto con las pezoneras. Igualmente, elementos ambientales como el Ozono y los rayos ultravioleta, ejercen un efecto negativo sobre las pezoneras. Por lo expuesto anteriormente, se sugiere cambiar las pezoneras con una frecuencia mínima de seis meses.
Las pezoneras cuando cumplen su vida útil modifican sus características físicas y de ordeño, incrementando las fluctuaciones de vacío, los deslizamientos de pezoneras y el tiempo de ordeño. Así mismo, se ocasiona una reducción en la tensión, afectando el masaje del pezón y como consecuencia produce una reducción en el pico del flujo de leche.
A partir de 2.000 ordeños, las pezoneras provocan un aumento del número de pezones congestionados y edematizados. Las fuerzas de comprensión en el pezón se ven alteradas por la pérdida de tensión en el cuerpo de las pezoneras, lo que disminuye la eficiencia del masaje, ya que la pezonera no se colapsa totalmente. Así mismo, se abren y cierran más despacio reduciendo la velocidad de ordeño, la acción de masaje en el pezón se reduce y el flujo sanguíneo en el mismo disminuye.
Adicionalmente, con el envejecimiento, se van formando poros o grietas microscópicas en la pared de la pezonera y el Calcio y el Magnesio contenido en la leche forman depósitos denominados “piedra de leche” que son unos sustratos favorables para la proliferación de agentes patógenos, alterando la calidad de la leche e incrementando la aparición de nuevos casos de mastitis en el rebaño.
Existen diferentes tipos y formas de pezoneras en el mercado, pero en general hay que seguir las instrucciones del fabricante del equipo de ordeño, sobre cuál de ellas es la más apropiada.
Cuando existe incompatibilidad entre la pezonera y el casquillo, se producen fallas en el desempeño del equipo de ordeño y se generan daños en los pezones.
Existen ciertos aspectos a buscar en una buena pezonera y estos son: Que al momento del masaje cierre completamente y se acople al pezón como un guante y que su resistencia sea la indicada para permitir el paso de la leche en la fase de ordeño.
Como la pezonera debe ajustarse perfectamente en el casquillo, existe una compatibilidad entre estos dos componentes, es decir, que no todos los casquillos se adaptan a cualquier pezonera y viceversa. El tamaño del casquillo debe ser específico con el de la pezonera, su longitud tiene que ser la adecuada para permitir un ajuste perfecto y lograr un ordeño adecuado y reducir el deslizamiento de las pezoneras, para evitar la irritación de los pezones y el riesgo de contaminación bacteriana, lo que significa ahorros en los costos de salud del animal.
Se sugiere cambiar las pezoneras durante la temporada de partos, cuando se logra la máxima producción lechera, ya que las pezoneras nuevas proporcionan un ordeño más rápido.
Las propiedades físicas de las pezoneras ejercen una influencia decisiva al momento de realizar una Rutina de Ordeño Eficiente, ya que contribuyen a mantener la salud del pezón, en la calidad de la leche y en la duración del ordeño, por tal razón se recomienda realizar la sustitución regular de las pezoneras.
Elementos ambientales, tales como el Ozono, los Rayos Ultravioleta, el calor y el frío ejercen influencias negativas en sus propiedades físicas.
Así mismo, el estrés mecánico soportado durante la apertura y el cierre durante el ordeño, realizan el desgaste del material. Su deterioro está directamente relacionado con la velocidad de pulsación.
Entre otros indicios que nos revelan que la vida útil de las pezoneras se ha agotado, tenemos:
Efectuar rutinas de ordeño rápidas, completas y seguras para la salud de la glándula mamaria, además de producir leche de primera calidad, se disminuye el Conteo de Células Somáticas, lo que ocasiona un incremento en los ingresos financieros de la finca. Se evitan los riesgos bacteriológicos producidos por las pezoneras agrietadas, que representan un foco de contaminación bacteriana, permitiendo ahorrar en tratamientos médicos veterinarios. Disminución del deslizamiento de las pezoneras, con tiempos de ordeños más cortos, mano de obra más eficiente.
Además de las pezoneras, para un funcionamiento óptimo del sistema de ordeño, es fundamental realizar un mantenimiento preventivo y correctivo oportuno al equipo y así, mantener en buen estado los componentes del mismo.
Cuando nos damos cuenta que la pezonera no ordeña bien, es que la vida útil se ha cumplido con anterioridad. Si al cambiar las pezoneras, notamos una diferencia significativa en el tiempo de ordeño y en la productividad del animal, esto es un indicador de que las hemos cambiado demasiado tarde.